domingo, 20 de marzo de 2016

EL QUE NO RESPIRA






Soy el que observa, el que no respira. Recorro la casa que una vez fue mía. Por alguna razón permanezco aquí, desde que un psicópata robó mi vida. Quedé atrapado, sin un futuro ni un pasado, con un puñal clavado a sangre fría.

No sé cuántos años pasaron; me es imposible descifrarlo. Ya no me alimento, mas no siento hambre; ya no duermo, mas no estoy cansado. Es como si el tiempo, para mí, estuviese congelado.

A veces me gustaría hablar con la gente, gritarles, hacerme presente. En ocasiones notan algo, como si un viento frío les pasara por al lado. Es que hay un puente, lo sé, un sexto sentido; pero eso dura un instante y luego es como si nada hubiese sucedido.

Te veo ingresar a la habitación, que una vez fue mía. Desconozco si es de noche o es de día. Asumo que es tarde, pues te acuestas en tu cama, ubicada en el mismo espacio en el que yo dormía.

Me acostaré a tu lado, no notarás mi presencia, pues peso lo que una sombra en una esquina. Te albergaré entre mis brazos, que te rodearán sin fuerza, como si fuesen dos mangas vacías.

Estarás durmiendo, estaré despierto, contemplándote con ojos bien abiertos. Oiré tu respiración y sentiré tus latidos, imaginando que también me quedo dormido. Y esperaré a que mañana, si tengo suerte, sea yo quien amanezca vivo.

Soy el que observa, el que no respira.



jueves, 3 de marzo de 2016

ILUSIONES






Sostienes mis garras con ojos de ilusión, mientras yo solo lastimo tus manos.

Besas con dulzura cada tramo de mi piel: lo normal, y también lo deformado.

Acaricias de memoria mi espalda irregular, esquivando cada herida supurante.

Esperas que cambie y confías en mí mas soy un monstruo, y no puedo amarte.